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Esta curaduría está pensada junto al

ensayo de Ursula K. Le Guin La teoría de

la bolsa como origen de la ficción, que nos

conmovió profundamente hasta el punto de

permear los sueños. Este ensayo posiciona a

la bolsa como instrumento primordial para

transporte y recolección del alimento, para

ampliar la cantidad que cabe en las manos

o en los bolsillos, e incluso en la boca.

Propone concebir la ficción desde las

posibilidades narrativas de la bolsa; el

relato blando para juntar, llevar y contar las

cosas del vivir; siendo el vivir la amplitud

de memorias que caben en la experiencia

de ser en la tierra.

corchete acorchete b
palabras

Escuchar colocando la oreja en la tierra, es como cerrar una bolsa sin amarrarla, es configurarla del suelo que sostiene

y la oreja que recibe, allí se encierra un espacio pequeñito que abre un mundo.

Vibraciones que emergen y revolotean en esa entrada al cuerpo. La bolsa como insinuación y traducción de las

fascinaciones encontradas.

dorotea

Preguntarse por la bolsa.

Preguntarse por sostener.

Preguntarse mientras se está en el espacio, dentro.

Estamos contenidxs, aquí, ahora, en estas paredes y por este cielo. El cuerpo actúa

como contenedor; hay ahora mismo en nosotras tantas cosas aguadas o en mutación

¿Estamos siempre conteniendo? La posibilidad de encocar las manos y recoger agua

está siempre tan cerca, tan inmediata, tan latente. ¿Es más bien que contener siempre

está en potencia? Contener como sostener como soportar como acoger.

¿Qué tan fértil

puede ser guardar?

Albergar, darle

tiempo. Hay

bolsas que

guardan con la

intención de

cuidar.

¿Hay entonces

bolsas que dejen

crecer? Bolsas

fértiles,

posibilitadoras,

indispensables en

un movimiento de

otra forma

inalcanzable.

Es urgente

ponerlas en

cuestionamiento

y reconocer

que están llenas

de aristas, pues

su historia está

domesticada.

Nos parece incluso que la bolsa puede hacerse

más porosa y convertirse en criba. Y entre la

bolsa y la criba, una infinidad. La curaduría

como ese espacio entre la bolsa y la criba. Dispositi-

vos sostenedores. Nos resuena con sostener un

e s p a c i o

abierto con mucho aire, de

entregar pesos, recibir pesos.

lista
dibujos

Empezamos a dibujar la bolsa desde la intención. La bolsa, primero, precisa de algo que la nombre como bolsa y la use como bolsa. Hay incluso bolsas dentro de bolsas. La bolsa empieza abierta, como una boca, o más bien como una oreja. Recibe, y tras recibir, guarda. Y en ese guardar una resignificación, un cambio de condición y de formas de relación.

Hemos necesitado recolectar, atrapar. No hemos podido dejar que las cosas se escapen, queriendo tenerlas omnipresentes, queriendo traerlas con nosotras. La bolsa separa, para transportar, para llevar, para llegar. Recoger algo, seleccionarlo para separarlo, a veces desarraigarlo, y envolverlo en nuestras formas de dar sentido.

La bolsa muy acaparadora

se cierra, se empeña en

intentar mantener lo que

está dentro puro, y lo que

está fuera, ignorante. Se

conecta con el nudo.

También puede estar

abierta, recibiendo,

dejándose regar. Hay

contenedores que gestan y

contenedores que asfixian,

¿sí existirán en esa

ambivalencia? Hay

también contenedores

que guardan con cuidado.

En la bolsa del

compost habita esa

ambivalencia, necesita

de la asfixia,

pero también del

agujero para respirar y de la

tierra que gesta; del

desecho, del calor, de

la oscuridad. Es una

b o l s a - c a s a

temporal del alimento y el

desecho de lombriz. Se

recolectan las cáscaras y

se meten en la tierra. Luego

parte de esa tierra sale al

mundo para dar vida,

parte de las lombrices

también, pero la bolsa sigue

recibiendo y sigue entregando.

Existen recipientes encargados

de la transformación, que acogen

temporalmente para posibilitar mutar

Y la transformación como un

proceso continuo.

bolsas mobile